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¿Es posible que tus alumnos hagan un examen sin saber que
están siendo examinados?
Con esta actividad que os
proponemos a continuación, sí. Se trata de una actividad muy simple que casi no
requiere materiales ni preparación, apta para todos los niveles y todos los
aspectos que quieras evaluar. Además, se trata de una actividad colectiva que
donde el factor de la colaboración juega un gran papel. Y sobre todo, ya que
tus alumnos no estarán al tanto de que los estás evaluando hasta el final, no
sentirán la presión propia de una prueba.
¿Quieres saber en qué
consiste esta actividad? ¡Sigue leyendo!
Elige un día para evaluar a tus
estudiantes, sin mencionarles absolutamente nada. Ese día, al empezar la clase
y después de saludarlos como normalmente, reparte unos folios que habrás preparado en casa anteriormente. En esos folios habrás escrito los epígrafes de
los puntos que quieres poner a prueba en tus estudiantes (puede ser desde
tiempos verbales, vocabulario, fraseología u otro tipo de gramática). Por ejemplo,
si quieres evaluar un tiempo verbal, pídeles que escriban la forma y los usos
para ese tiempo y que den ejemplos.
Prepara al menos una hoja por
alumno, para que no haya ninguno ocioso, y pídeles que por favor te ayuden a
completar esa información ya que es muy importante para ti (aquí puedes
inventar cualquier excusa desde una real a una surrealista, tipo: ¡es un regalo
para mi madre!). Cuando veas que tus alumnos han completado total o
parcialmente las hojas, pídeles que la pasen al compañero de la derecha y que,
primero, corrijan la información que consideran es errónea y, segundo, la
completen si es necesario.
Si ves que el ritmo decae, haz que se pasen la hoja hacia
la derecha de nuevo. Puedes repetir este paso tantas veces como quieras, hasta
que creas que han completado de forma correcta toda la información que querías.
Mientras ellos completan puedes pasearte y ayudarlos y animarlos a continuar.
Por último, recoge y las hojas y
haz una corrección en clase abierta de los errores que hay (si los hay).
También puedes optar por mirarlo en casa tranquilamente y corregirlo al día
siguiente.
Para los niveles intermedio-alto,
se puede incluir otro tipo de actividades como por ejemplo: frases con errores,
texto para completar, etc. Lo importante es que tus alumnos no sepan en ningún
momento que están siendo evaluados y piensen que es una actividad más. Además,
como las hojas irán dando vueltas de un estudiante a otro, el que escribió algo
mal al principio y ha sido corregido por un compañero tendrá la oportunidad de
verlo y pensar en el error.
A continuación os dejamos un
ejemplo de un “examen de incógnito” realizado en una clase de español de nivel
A1 a tres alumnas de diferentes nacionalidades.
¿Te
animas a probar?
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